A mis queridos trovadores de
besos,
el mundo de los adultos es un
mundo poblado de seres un poco imbéciles. Un mundo donde reina la idiocia, la
falta de empatía, la envidia y las ansias de quedar por encima de los demás. “¡Vaya
mundo tan feo!” pensaréis, ¿no? Pues sí. Y no. Algunas personas son capaces de tamizar
toda esa fealdad pasándola por la criba de la poesía. La poesía desarticula el
lenguaje habitual y así, puede crear un mundo lleno de belleza, lleno de luz y
de sol.
Ha habido muchos poetas que lo
han logrado: Garcilaso de la Vega, Lope de Vega, Jorge Guillén, Federico García
Lorca… Otros tamizan la realidad para dejarla igual de triste, para dejarnos
con el estómago encogido y el grito encajado en la garganta. Luis Cernuda, Vicente
Aleixandre o Blas de Otero son algunos de ellos.
Vosotros tenéis la opción de
aprender a ver la realidad de la forma que elijáis y según vayáis creciendo y
vayáis conformando vuestra personalidad, decidiréis en qué modo de vida os
encontráis mejor, en qué “modus vivendi” os reconocéis y os asentáis.
Durante estos ocho meses os he
guiado y he intentado apagar fuegos y sofocar incendios, y a la vez, he tratado
de despertar en vosotros una conciencia crítica fundamentada en el razonamiento
lógico y ordenado y en la verbalización de las emociones de la manera más fiel
a vuestros sentimientos adolescentes.
El teatro era la respuesta. Era
la única vía existente por la que en tiempo récord podíamos trabajarlo todo. Y
con un tremendo hándicap: dentro del sistema educativo; con el cumplimiento de
programaciones didácticas como telón de fondo.
Decidimos decorar nuestro
telón. Cumplir nuestra programación llenándola de poesía y ayudándonos desde un
cajón perfecto: nuestra hora de tutoría. Llenamos nuestra vida, nuestras seis
horas de poesía. De poesía viva. En el “aquí” y en “ahora”. De poesía viva, tan
viva como Chica Metáfora, como Marisa Peña, José Miguel Giner, José Antonio
Pamies, Rafa Mora, Montxo Otero, Luis García Montero o Ricardo Virtanen.
Llenamos nuestra vida de poesía para que Irene pudiera hacer catarsis diarias y llorar tranquilamente; para que Paula
pudiera emocionarse, o no; para que Andrea Carballo pudiera dar rienda suelta a un
sufrimiento largamente instalado en ella; para que Jaime aprendiera que no
existe el “Yo no puedo hacer eso, profe”; para que Carlos se hiciera grande
proyectando su voz, tan grande como su sonrisa; para que Ainara aprendiera el
valor de los actos, por nimios que sean; para que Andrea Orgaz aprendiera que
se puede seguir viviendo mientras se llora, igual que se puede recitar mientras
se llora; para que nuestro Dani sea aún más “happy” y su simpática carita se
haya metido nuestros corazones en sus bolsillos; para que Andrada haya
descubierto el poder de un buen encabalgamiento y haya acompañado a Evelyn en
la aventura de superarse y crecerse. Se llenó nuestra clase de poesía para que
Lucía creciera, más aún, si cabe, humanamente, al ritmo que crecía el tamaño de
las letras en la pared proyectadas por el cañón; para que Erika nos haya regalado
ternura con el xilófono; para que Alejandro Muñoz haya resonado en estéreo;
para que Alejandro Morato, venciera su timidez y se comiera sus nervios desde
dentro del haz de luz, como Bridgett y su lluvia llena de purpurina; como
Rocío, que pudo aprender la dificultad de palabras que aparentan inocencia en
la “inopia”. Nuestra vida se llenó de poesía para Edu, para que él, con esa
serenidad de mar en calma, nos deleitara; para que Alejandro Burgos nos
demostrara que los peces no pueden escalar, pero que nadando… son los mejores,
y nos haya llenado nuestro mar de luz de colores. Para que Nerea Muñoz haya
sonreído todos y cada uno de los días y se haya convertido en mi mano derecha;
para que Nerea Garrido haya sabido guardar secretos y solucionarlos con suma
discreción; nos hemos refugiado en la
poesía y nos hemos enredado en las palabras de Ángela Morelli.
Se tiñó nuestra clase de
poesía para que Fran acompasara nuestras séptimas horas con risas y percusión;
para que Adri, el tímido, el chico aquel que solía estar cabizbajo y hablar
bajito… nos sorprendiera con la magia del arte, con el don que llevaba
escondido y que, generosamente, nos ha querido regalar desde sus profundos ojos
azules.
Hemos vivido entre poesía para
que Ángela nos retara con miradas que esconden secretos pasados que duelen;
para que Dragos haya hecho salir la Gorgona que muchas llevamos dentro y otros,
el juez justo y salomónico que ha salvado al anterior de ser convertido en
piedra…
La poesía nos ha descubierto
que los silencios y omisiones de Pablo también significan un mundo. Que la
nobleza de César no necesita hábito de monje para transparentar su bondad.
Llegó la poesía a nuestras vidas para que en nuestras cabezas resuene un espléndido saxofón, un saxofón que suena a sonrisa y Luis... se haya convertido en uno más. Para que Dome nos lleve al mundo de los muertos y nos saque de él. Para que Gabi nos marque el ritmo y sobre todo... nos supervise y ordene. La poesía hizo que Luis, Doménica y Gabi formen parte de nuestra familia de forma "no biológica" y hayamos aprendido la dimensión de las "adopciones".
Llegó la poesía a nuestras vidas para que en nuestras cabezas resuene un espléndido saxofón, un saxofón que suena a sonrisa y Luis... se haya convertido en uno más. Para que Dome nos lleve al mundo de los muertos y nos saque de él. Para que Gabi nos marque el ritmo y sobre todo... nos supervise y ordene. La poesía hizo que Luis, Doménica y Gabi formen parte de nuestra familia de forma "no biológica" y hayamos aprendido la dimensión de las "adopciones".
La poesía llegó a nuestra
clase para que Aida, incluso al revés… encuentre un refugio en el que sentirse
segura cuando el mundo se tambalea.
Mis poetas hicieron de un
circo el mejor de los teatros. Lo han hecho con elegancia discreta, sin ruido,
sin ostentaciones, sin dinero, sin ayuda y sobre todo… lo han hecho sin miedo
porque no han permitido que nadie les diga que no serían capaces.
Lo han hecho porque no
pensaron, nunca, que fuera imposible.
Gracias a todos, mis pequeños
gremlins, por haber dado al mundo una lección de integridad y de superación.
No tendremos blog… pero nos
tenemos a nosotros mismos. Y es que… “si el amor como todo, es cuestión de
palabras…”
Cuando yo me vaya, seguid cantando, pajarillos.
Y como no podía ser de otra manera, os dejo un poema de Gabriel Celaya que, tal vez, os suene.
"Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,
cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.
Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.
Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.
Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque a penas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.
Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica, qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.
Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos."
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,
cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.
Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.
Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.
Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque a penas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.
Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica, qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.
Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos."
Marta.