sábado, 21 de enero de 2017

ANTONIO MACHADO
SELECCIÓN DE POEMAS


De Soledades, 1899-1907
 
"He andado muchos caminos,
he abierto muchas veredas;
he navegado en cien mares,
y atracado en cien riberas.
En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra,
y pedantones al paño
que miran, callan, y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.
Mala gente que camina
y va apestando la tierra...
Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan,
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.
Nunca, si llegan a un sitio,
preguntan a dónde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja,
y no conocen la prisa
ni aun en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino;
donde no hay vino, agua fresca.
Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y en un día como tantos,
descansan bajo la tierra."


"Yo escucho los cantos
de viejas cadencias
que los niños cantan
cuando en corro juegan,
y vierten en coro
sus almas, que suenan,
cual vierten sus aguas
las fuentes de piedra:
con monotonías
de risas eternas
que no son alegres,
con lágrimas viejas
que no son amargas
y dicen tristezas,
tristezas de amores
de antiguas leyendas.
    En los labios niños,
las canciones llevan
confusa la historia
y clara la pena;
como clara el agua
lleva su conseja
de viejos amores
que nunca se cuentan.
    Jugando, a la sombra
de una plaza vieja,
los niños cantaban...
    La fuente de piedra
vertía su eterno
cristal de leyenda.
    Cantaban los niños
canciones ingenuas,
de un algo que pasa
y que nunca llega:
la historia confusa
y clara la pena.
    Seguía su cuento
la fuente serena;
borrada la historia,
contaba la pena."


"Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero,
a lo largo del sendero...
—La tarde cayendo está—.
En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día;
ya no siento el corazón.
Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.
La tarde más se oscurece;
y el camino se serpea
y débilmente blanquea,
se enturbia y desaparece.
Mi cantar vuelve a plañir:
Aguda espina dorada,
quién te volviera a sentir
en el corazón clavada."
 De Humorismos, fantasías, apuntes.

"Vosotras, las familiares
inevitables golosas,
vosotras, moscas vulgares
me evocáis todas las cosas.

¡Oh, viejas moscas voraces
como abejas en abril,

viejas moscas pertinaces
sobre mi calva infantil!
Moscas de todas las horas

de infancia y adolescencia,

de mi juventud dorada;

de esta segunda inocencia,

que da en no creer en nada,

en nada.

¡Moscas del primer hastío
en el salón familiar,

las claras tardes de estío
en que yo empecé a soñar!

Y en la aborrecida escuela

raudas moscas divertidas,
perseguidas, perseguidas

por amor de lo que vuela.

Yo sé que os habéis posado
sobre el juguete encantado,

sobre el librote cerrado,

sobre la carta de amor,

sobre los párpados yertos

de los muertos.

Inevitables golosas,

que ni labráis como abejas,
ni brilláis cual mariposas;
pequeñitas, revoltosas,
vosotras, amigas viejas,

me evocáis todas las cosas."



 De Galerías
" Leyendo un claro día
mis bien amados versos,
he visto en el profundo
espejo de mis sueños

que una verdad divina
temblando está de miedo,
y es una flor que quiere
echar su aroma al viento.

El alma del poeta
se orienta hacia el misterio.
Sólo el poeta puede
mirar lo que está lejos
dentro del alma, en turbio
y mago sol envuelto.

En esas galerías,
sin fondo, del recuerdo,
donde las pobres gentes
colgaron cual trofeo

el traje de una fiesta
apolillado y viejo,
allí el poeta sabe
el laborar eterno
mirar de las doradas
abejas de los sueños.

Poetas, con el alma
atenta al hondo cielo,
en la cruel batalla
o en el tranquilo huerto,

la nueva miel labramos
con los dolores viejos,
la veste blanca y pura
pacientemente hacemos,
y bajo el sol bruñimos
el fuerte arnés de hierro.

El alma que no sueña,
el enemigo espejo,
proyecta nuestra imagen
con un perfil grotesco.

Sentimos una ola
de sangre, en nuestro pecho,
que pasa... y sonreímos,
y a laborar volvemos."

 "Eran ayer mis dolores
como gusanos de seda
que iban labrando capullos;
hoy son mariposas negras.
  ¡De cuántas flores amargas
he sacado blanca cera!
¡Oh tiempo en que mis pesares
trabajaban como abejas!
  Hoy son como avenas locas,
o cizaña en sementera,
como tizón en espiga,
como carcoma en madera.
  ¡Oh tiempo en que mis dolores
tenían lágrimas buenas,
y eran como agua de noria
que va regando una huerta!
Hoy son agua de torrente
que arranca el limo a la tierra.
  Dolores que ayer hicieron
de mi corazón colmena,
hoy tratan mi corazón
como a una muralla vieja:
quieren derribarlo, y pronto,
al golpe de la piqueta."


De Campos de Castilla, 1907-1917

 "Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
más recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.
¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.
Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Y cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar."


  "¡Encinares castellanos
en laderas y altozanos,
serrijones y colinas
llenos de oscura maleza,
encinas, pardas encinas;
humildad y fortaleza!
      Mientras que llenándoos va
el hacha de calvijares,
¿nadie cantaros sabrá,
encinares?
      El roble es la guerra, el roble
dice el valor y el coraje,
rabia inmoble
en su torcido ramaje;
y es más rudo
que la encina, más nervudo,
más altivo y más señor.
      El alto roble parece
que recalca y ennudece
su robustez como atleta
que, erguido, afinca en el suelo.
      El pino es el mar y el cielo
y la montaña: el planeta.
La palmera es el desierto,
el sol y la lejanía:
la sed; una fuente fría
soñada en el campo yerto.
      Las hayas son la leyenda.
Alguien, en las viejas hayas,
leía una historia horrenda
de crímenes y batallas.
      ¿Quién ha visto sin temblar
un hayedo en un pinar?
Los chopos son la ribera,
liras de la primavera,
cerca del agua que fluye,
pasa y huye,
viva o lenta,
que se emboca turbulenta
o en remanso se dilata.
En su eterno escalofrío
copian del agua del río
las vivas ondas de plata.
      De los parques las olmedas
son las buenas arboledas
que nos han visto jugar,
cuando eran nuestros cabellos
rubios y, con nieve en ellos,
nos han de ver meditar.
      Tiene el manzano el olor
de su poma,
el eucalipto el aroma
de sus hojas, de su flor
el naranjo la fragancia;
y es del huerto
la elegancia
el ciprés oscuro y yerto.
      ¿Qué tienes tú, negra encina
campesina,
con tus ramas sin color
en el campo sin verdor;
con tu tronco ceniciento
sin esbeltez ni altiveza,
con tu vigor sin tormento,
y tu humildad que es firmeza?
      En tu copa ancha y redonda
nada brilla,
ni tu verdioscura fronda
ni tu flor verdiamarilla.
      Nada es lindo ni arrogante
en tu porte, ni guerrero,
nada fiero
que aderece su talante.
Brotas derecha o torcida
con esa humildad que cede
sólo a la ley de la vida,
que es vivir como se puede.
      El campo mismo se hizo
árbol en ti, parda encina.
Ya bajo el sol que calcina,
ya contra el hielo invernizo,
el bochorno y la borrasca,
el agosto y el enero,
los copos de la nevasca,
los hilos del aguacero,
siempre firme, siempre igual,
impasible, casta y buena,
¡oh tú, robusta y serena,
eterna encina rural
de los negros encinares
de la raya aragonesa
y las crestas militares
de la tierra pamplonesa;
encinas de Extremadura,
de Castilla, que hizo a España,
encinas de la llanura,
del cerro y de la montaña;
encinas del alto llano
que el joven Duero rodea,
y del Tajo que serpea
por el suelo toledano;
encinas de junto al mar
—en Santander—, encinar
que pones tu nota arisca,
como un castellano ceño,
en Córdoba la morisca,
y tú, encinar madrileño,
bajo Guadarrama frío,
tan hermoso, tan sombrío,
con tu adustez castellana
corrigiendo,
la vanidad y el atuendo
y la hetiquez cortesana!...
Ya sé, encinas
campesinas,
que os pintaron, con lebreles
elegantes y corceles,
los más egregios pinceles,
y os cantaron los poetas
augustales,
que os asordan escopetas
de cazadores reales;
mas sois el campo y el lar
y la sombra tutelar
de los buenos aldeanos
que visten parda estameña,
y que cortan vuestra leña
con sus manos."


"Soñé que tú me llevabas
por una blanca vereda,
en medio del campo verde,
hacia el azul de las sierras,
hacia los montes azules,
una mañana serena.
  Sentí tu mano en la mía,
tu mano de compañera,
tu voz de niña en mi oído
como una campana nueva,
como una campana virgen
de un alba de primavera.
¡Eran tu voz y tu mano,
en sueños, tan verdaderas!...
Vive, esperanza, ¡quién sabe
lo que se traga la tierra!"

"¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!"



De Proverbios y cantares.

"Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar."

 


De Elogios.

A don Francisco Giner de los Ríos.
"Como se fue el maestro,
la luz de esta mañana
me dijo: Van tres días
que mi hermano Francisco no trabaja.
¿Murió?... Sólo sabemos
que se nos fue por una senda clara,
diciéndonos: Hacedme
un duelo de labores y esperanzas.
Sed buenos y no más, sed lo que he sido
entre vosotros: alma.
Vivid, la vida sigue,
los muertos mueren y las sombras pasan;
lleva quien deja y vive el que ha vivido.
¡Yunques, sonad; enmudeced, campanas!

Y hacia otra luz más pura
partió el hermano de la luz del alba,
del sol de los talleres,
el viejo alegre de la vida santa.
...¡Oh, sí!, llevad, amigos,
su cuerpo a la montaña,
a los azules montes
del ancho Guadarrama.
Allí hay barrancos hondos
de pinos verdes donde el viento canta.
Su corazón repose
bajo una encina casta,
en tierra de tomillos, donde juegan
mariposas doradas...

Allí el maestro un día
soñaba un nuevo florecer de España."


A don Miguel de Unamuno. 
 "Este donquijotesco
don Miguel de Unamuno, fuerte vasco,
lleva el arnés grotesco
y el irrisorio casco
del buen manchego. Don Miguel camina,
jinete de quimérica montura,
metiendo espuela de oro a su locura,
sin miedo de la lengua que malsina.

A un pueblo de arrieros,
lechuzos y tahúres y logreros
dicta lecciones de Caballería.
Y el alma desalmada de su raza,
que bajo el golpe de su férrea maza
aún durme, puede que despierte un día.

Quiere enseñar el ceño de la duda,
antes de que cabalgue, el caballero;
cual nuevo Hamlet, a mirar desnuda
cerca del corazón la hoja de acero."

Tiene el aliento de una estirpe fuerte
que soñó más allá de sus hogares,
y que el oro buscó tras de los mares.
Él señala la gloria tras la muerte.
Quiere ser fundador, y dice: Creo;
Dios y adelante el ánima española...
Y es tan bueno y mejor que fue Loyola:
sabe a Jesús y escupe al fariseo."


En mi rincón moruno, mientras repiquetea
el agua de la siembra bendita en los cristales,
yo pienso en la lejana Europa que pelea,
el fiero Norte, envuelto en lluvias otoñales.
Donde combaten galos, ingleses y teutones,
allá, en la vieja Flandes y en una tarde fría,
sobre jinetes, carros, infantes y cañones
pondrá la lluvia el velo de su melancolía.
Envolverá la niebla el rojo expolario
—sordina gris al férreo claror del campamento—,
las brumas de la mancha caerán como un sudario
de la flamenca duna sobre el fangal sangriento.
Un César ha ordenado las tropas de Germania
contra el francés avaro y el triste moscovita,
y osó hostigar la rubia pantera de Britania.
Medio planeta en armas contra el teutón milita.
¡Señor! La guerra es mala y bárbara; la guerra,
odiada por las madres, las almas entigrece;
mientras la guerra pasa, ¿quién sembrará la tierra?
¿Quién segará la espiga que junio amarillece?
Albión acecha y caza las quillas en los mares;
Germania arruina templos, moradas y talleres;
la guerra pone un soplo de hielo en los hogares,
y el hambre en los caminos, y el llanto en las mujeres.
Es bárbara la guerra y torpe y regresiva;
¿Por qué otra vez a Europa esta sangrienta racha
que siega el alma y esta locura acometiva?
¿Por qué otra vez el hombre de sangre se emborracha?
La guerra nos devuelve las podres y las pestes
del Ultramar cristiano; el vértigo de horrores
que trajo Atila a Europa con sus feroces huestes;
las hordas mercenarias, los púnicos rencores;
la guerra nos devuelve los muertos milenarios
de cíclopes, centauros, Heracles y Téseos;
la guerra resucita los sueños cavernarios
del hombre con peludos mammuthes giganteos.
¿Y bien? El mundo en guerra y en paz España sola.
¡Salud, oh buen Quijano! Por si este gesto es tuyo,
yo te saludo. ¡Salve! Salud, paz española,
si no eres paz cobarde, sino desdén y orgullo.
Si eres desdén y orgullo, valor de ti, si bruñes
en esa paz, valiente, la enmohecida espada,
para tenerla limpia, sin tacha, cuando empuñes
el arma de tu vieja panoplia arrinconada;
si pules y acicalas tus hierros para, un día,
vestir de luz, y erguida: heme aquí, pues, España,
en alma y cuerpo, toda, para una guerra mía,
heme aquí pues, vestida para la propia hazaña,
decir, para que diga quien oiga: es voz, no es eco,
el buen manchego habla palabras de cordura;
parece que el hidalgo amojamado y seco
entró en razón, y tiene espada a la cintura;
entonces, paz de España, yo te saludo.
Si eres vergüenza humana de esos rencores cabezudos
con que se matan miles de avaros mercaderes,
sobre la madre tierra que los parió desnudos;
si sabes como Europa entera se anegaba
en una paz sin alma, en un afán sin vida,
y que una calentura cruel la aniquilaba,
que es hoy la fiebre de esta pelea fratricida;
si sabes que esos pueblos arrojan sus riquezas
al mar y al fuego —todos— para sentirse hermanos
un día ante el divino altar de la pobreza,
gabachos y tudescos, latinos y britanos,
entonces, paz de España, también yo te saludo,
y a ti, la España fuerte, si, en esta paz bendita,
en tu desdeño esculpes como sobre un escudo,
dos ojos que avizoran y un ceño que medita.
- See more at: http://trianarts.com/antonio-machado-espana-en-paz/#sthash.iQKMwjKw.dpuf
En mi rincón moruno, mientras repiquetea
el agua de la siembra bendita en los cristales,
yo pienso en la lejana Europa que pelea,
el fiero Norte, envuelto en lluvias otoñales.
Donde combaten galos, ingleses y teutones,
allá, en la vieja Flandes y en una tarde fría,
sobre jinetes, carros, infantes y cañones
pondrá la lluvia el velo de su melancolía.
Envolverá la niebla el rojo expolario
—sordina gris al férreo claror del campamento—,
las brumas de la mancha caerán como un sudario
de la flamenca duna sobre el fangal sangriento.
Un César ha ordenado las tropas de Germania
contra el francés avaro y el triste moscovita,
y osó hostigar la rubia pantera de Britania.
Medio planeta en armas contra el teutón milita.
¡Señor! La guerra es mala y bárbara; la guerra,
odiada por las madres, las almas entigrece;
mientras la guerra pasa, ¿quién sembrará la tierra?
¿Quién segará la espiga que junio amarillece?
Albión acecha y caza las quillas en los mares;
Germania arruina templos, moradas y talleres;
la guerra pone un soplo de hielo en los hogares,
y el hambre en los caminos, y el llanto en las mujeres.
Es bárbara la guerra y torpe y regresiva;
¿Por qué otra vez a Europa esta sangrienta racha
que siega el alma y esta locura acometiva?
¿Por qué otra vez el hombre de sangre se emborracha?
La guerra nos devuelve las podres y las pestes
del Ultramar cristiano; el vértigo de horrores
que trajo Atila a Europa con sus feroces huestes;
las hordas mercenarias, los púnicos rencores;
la guerra nos devuelve los muertos milenarios
de cíclopes, centauros, Heracles y Téseos;
la guerra resucita los sueños cavernarios
del hombre con peludos mammuthes giganteos.
¿Y bien? El mundo en guerra y en paz España sola.
¡Salud, oh buen Quijano! Por si este gesto es tuyo,
yo te saludo. ¡Salve! Salud, paz española,
si no eres paz cobarde, sino desdén y orgullo.
Si eres desdén y orgullo, valor de ti, si bruñes
en esa paz, valiente, la enmohecida espada,
para tenerla limpia, sin tacha, cuando empuñes
el arma de tu vieja panoplia arrinconada;
si pules y acicalas tus hierros para, un día,
vestir de luz, y erguida: heme aquí, pues, España,
en alma y cuerpo, toda, para una guerra mía,
heme aquí pues, vestida para la propia hazaña,
decir, para que diga quien oiga: es voz, no es eco,
el buen manchego habla palabras de cordura;
parece que el hidalgo amojamado y seco
entró en razón, y tiene espada a la cintura;
entonces, paz de España, yo te saludo.
Si eres vergüenza humana de esos rencores cabezudos
con que se matan miles de avaros mercaderes,
sobre la madre tierra que los parió desnudos;
si sabes como Europa entera se anegaba
en una paz sin alma, en un afán sin vida,
y que una calentura cruel la aniquilaba,
que es hoy la fiebre de esta pelea fratricida;
si sabes que esos pueblos arrojan sus riquezas
al mar y al fuego —todos— para sentirse hermanos
un día ante el divino altar de la pobreza,
gabachos y tudescos, latinos y britanos,
entonces, paz de España, también yo te saludo,
y a ti, la España fuerte, si, en esta paz bendita,
en tu desdeño esculpes como sobre un escudo,
dos ojos que avizoran y un ceño que medita.
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Y para terminar, os dejo "otro imprescindible". Dedicadle tiempo de calidad. 


jueves, 5 de enero de 2017

Trabajando el Modernismo en 4º de ESO
(Pequeña selección de textos para reforzar la teoría) 


 "Sonatina", de Prosas profanas, de Rubén Darío.


"La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste. La princesa está pálida.)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
(La princesa está pálida. La princesa está triste.)
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

-«Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-;
en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor."

"Responso a Verlaine", de AZUL..., de Rubén Darío.  

"Padre y maestro mágico, liróforo celeste
que al instrumento olímpico y a la siringa agreste
diste tu acento encantador;
¡Panida! Pan tú mismo, con coros condujiste
hacia el propíleo sacro que amaba tu alma triste,
¡al son del sistro y del tambor!

Que tu sepulcro cubra de flores Primavera,
que se humedezca el áspero hocico de la fiera
de amor si pasa por allí;
que el fúnebre recinto visite Pan bicorne;
que de sangrientas rosas el fresco abril te adorne
y de claveles de rubí.

Que si posarse quiere sobre la tumba el cuervo,
ahuyenten la negrura del pájaro protervo
el dulce canto de cristal
que Filomela vierta sobre tus tristes huesos,
o la armonía dulce de risas y de besos
de culto oculto y florestal.

Que púberes canéforas te ofrenden el acanto,
que sobre tu sepulcro no se derrame el llanto,
sino rocío, vino, miel:
que el pámpano allí brote, las flores de Citeres,
¡y que se escuchen vagos suspiros de mujeres
bajo un simbólico laurel!

Que si un pastor su pífano bajo el frescor del haya,
en amorosos días, como en Virgilio, ensaya,
tu nombre ponga en la canción;
y que la virgen náyade, cuando ese nombre escuche
con ansias y temores entre las linfas luche,
llena de miedo y de pasión.

De noche, en la montaña, en la negra montaña
de las Visiones, pase gigante sombra extraña,
sombra de un Sátiro espectral;
que ella al centauro adusto con su grandeza asuste;
de una extrahumana flauta la melodía ajuste
a la armonía sideral.

Y huya el tropel equino por la montaña vasta;
tu rostro de ultratumba bañe la Luna casta
de compasiva y blanca luz;
y el Sátiro contemple sobre un lejano monte
una cruz que se eleve cubriendo el horizonte
¡y un resplandor sobre la cruz!"

"A Roosevelt", de Cantos de vida y esperanza, de Rubén Darío


"¡Es con voz de Biblia, o verso de Walt Whitman,
que habría que llegar hasta ti, Cazador!
¡Primitivo y moderno, sencillo y complicado,
con un algo de Washington y cuatro de Nemrod!
            
Eres los Estados Unidos,
eres el futuro invasor
de la América ingenua que tiene sangre indígena,
que aún reza a Jesucristo y aún habla en español.
Eres soberbio y fuerte ejemplar de tu raza;
eres culto, eres hábil; te opones a Tolstoy.
            
Y domando caballos o asesinando tigres,
eres un AlejandroNabucodonosor.
(Eres un profesor de energía
como dicen los locos de hoy.)
Crees que la vida es incendio
que el progreso es erupción;
en donde pones la bala
el porvenir pones.
            
No.
Los Estados Unidos son potentes y grandes.
Cuando ellos se estremecen hay un hondo temblor
que pasa por las vértebras enormes de los Andes.
Si clamáis se oye como el rugir del león.
Ya Hugo a Grant lo dijo: Las estrellas son vuestras.
(Apenas brilla, alzándose, el argentino sol
y la estrella chilena se levanta...) Sois ricos.
Juntáis al culto de Hércules el culto de Mammón
y alumbrando el camino de la fácil conquista,
la Libertad levanta su antorcha en Nueva-York.
            
Mas la América nuestra, que tenía poetas
desde los viejos tiempos de Netzahualcoyotl,
que ha guardado las huellas de los pies del gran Baco,
que el alfabeto pánico aprendió;
que consultó los astros, que conoció la Atlántida
cuyo nombre nos llega resonando en Platón,
que desde los remotos momentos de su vida
vive de luz, de fuego, de perfumes, de amor,
la América del grande Moctezuma, del Inca,
la América fragrante de Cristóbal Colón,
la América católica, la América española,
la América en que dijo el noble Guatemoc:
Yo no estoy en un lecho de rosas; esa América
que tiembla de huracanes y que vive de amor;
hombres de ojos sajones y alma bárbara, vive.
            
Y sueña. Y ama, y vibra; y es la hija del Sol.
Tened cuidado. ¡Vive la América española!
hay mil cachorros sueltos del León Español.
Se necesitaría, Roosevelt, ser por Dios mismo,
el Riflero terrible y el fuerte Cazador,
para poder tenernos en vuestras férreas garras.
Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!"     



ACTIVIDAD VOLUNTARIA

         El siguiente poema ha aparecido publicado bajo el nombre de Rubén Darío, pero son muchos los estudiosos que lo cuestionan. Investiga acerca de su autoría y elabora un texto en el que traces una pequeña biografía del supuesto y auténtico autor o autora. 

 
"Llueve. Negras nubes cubren el cielo azul
y ocultan el sol,
la luz, que, iluminando y calentando los cuerpos, calienta
e ilumina las almas.
Hace frío; hay oscuridad. También hay frío en el corazón y nieve en el alma.
El invierno crudo, con sus nieves y el cierzo que azota, marchita las flores.
En invierno, los días son oscuros como las noches.
En el sepulcro reina la eterna noche.
Cuando hay dulce tristeza, se duerme, y entonces se
sueña y son rosados los sueños.
En la tumba, donde también se duerme,
¿como serán,
¡oh Dios!, los sueños? Cuando se despierta,
se sonríe al recuerdo de las delicias
que vimos en el reposo. Luego,
se frunce el ceño y se nubla la frente, estamos junto a la realidad, los sueños fueron sueños nada más.
En la tumba, ¿no hay despertar? ¿No vienen tras forjadas ilusiones, hirientes realidades? ¿No habrá perfumes de flores, brillo de estrellas, luz de aurora, risas angélicas,
calor celestial en el espíritu? ¡Oh!, las almas no tienen, de seguro, nieblas invernales, flores marchitas, nubes que oculten los luceros, borrascas que despedacen las barquillas, espinas ni dardos para el corazón, ni zarzas
que arranquen las plumas de sus palomas inocentes.
En el mundo, después de la tibieza del sol en el día y los resplandores plateados de la luna, los rayos luminosos de las estrellas y los dulces rumores en las noches de la primavera y el estío, viene el invierno. ¡El invierno que da frío y que marchita las flores y las ilusiones y con ellas
la vida!
El invierno es triste,
es sombrío para los que no tienen
calor que conforte el cuerpo y alegres ilusiones
que animen el alma.
Pero bendito eres, viejo invierno, cuando se oye caer
la lluvia con lentitud, y la niebla densa nos rodea, y el frío llega con esa perezosa indolencia que nos invade, en tanto que, envueltos en suaves pieles, sentimos la luz que a la naturaleza falta, en el alma, y la primavera que se
aleja, en el corazón.
Oímos cantar a los pájaros, zumbar las abejas, mecerse en su tallo, graciosas, las azucenas, aspiramos el perfume de los heliotropos y los jazmines, escuchamos el rumor de la brisa en los altos árboles y vemos el rocío perlado que humedece la verde grama. Todo eso,
dentro del corazón.
¿Hay nieve?
¡Bien venida! ¡Cómo se va a blanquear esa lluvia
de plumas de cisne!
¿Hay frío?
No se siente; dentro del pecho hay una hoguera
que da vida, calor, luz.
¿Está todo mustio, marchitas las rosas,
sin hojas los árboles?
El alma está sonriendo. Allí hay flores cuyo perfume embriaga, allí nacen, crecen y son bellas, divinas plantas, hay allí música, armonía, versos, que animan, mientras con los ojos medio cerrados soñamos y alcanzamos ver, tras el manto gris del cielo, el rosa y azul de la aurora, con su sonrisa cepuscular.
Hace frío y llueve y nieva. Al teatro, al baile, donde mil y mil luces brillan. En las chimeneas arde el fuego; la música vibra triunfante, y en medio de las risas juguetonas , se bailan los valses que dan vértigo, en tanto que las ilusiones vuelan y giran como locas mariposas. Los ojos brillan negros y profundos unos, azules y tiernos otros, y los labios rosados se agitan murmurando las dulces palabras. Y se oye caer la lluvia, y a la luz de los faroles se ve la nieve como una sábana de plata,
y se dice en tanto:
-¡Qué bello! Sí, es muy bello así el invierno.
Qué horrible cuando se siente en el corazón y reina en el alma, y nos trae el frío que mata. Pasa y vuelve la primavera, y él aún no se aleja.
Pero cuando las rosas no se marchitan
y las mariposas
no dejan de volar, en el jardín del ensueño,
es hermoso
ver blanquear los techos, ver los árboles sin hojas y
el cielo plomizo. Alegre, acaricia el oído el ruido
acompasado de la lluvia.
¡Bendito seas, viejo invierno!"
     

SALUTACIÓN DEL OPTIMISTA

         En esta unidad vamos a trabajar la poesía femenina de finales del siglo XIX y principios del XX a través de una poeta que formó parte del llamado "Posmodernismo". Desde él, se pretendió romper con la poesía brillante y entendida como vacía que practicaron Rubén Darío, Leopoldo Lugones, Julio Herrera y Reissing y otros.

         Os dejo un artículo periodístico publicado el 14 de abril del año 2009 en el diario El País, sobre la poeta Alfonsina Storni. 

La poeta que buscó rimas en el mar profundo

"La última pista clara que dejó la poeta Alfonsina Storni es que el sábado 22 de octubre de 1938 compró un billete de ida de Buenos Aires a Mar de Plata. Allí se instaló en una modesta pensión y dos días más tarde fue al correo y envió dos cartas, una a su hijo, a modo de despedida, y otra al diario La Nación con el poema Voy a dormir: "Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame. / Ponme una lámpara a la cabecera; / una constelación; la que te guste; / todas son buenas; bájala un poquito", unos versos que se publicarían un día después de su muerte.
Esa misma noche se perdió en el mar. Sus biógrafos aseguran que saltó al agua desde una escollera. El mito, mucho más poético y romántico, como ella, asegura que se internó en el mar lentamente. Mañana, el diario EL PAÍS publica una antología de su obra dentro de la colección de mejores poetas en español del siglo XX.

MÁS INFORMA

Alfonsina Storni (1892-1938), nacida en Suiza pero nacionalizada en Argentina, publica sus primeros versos en las revistas Mundo Rosarino y Monos y Monadas, y desde sus comienzos su obra se caracteriza por el tono apasionado y modernista con el que canta al amor y descubre el mundo de la mujer, ejes de su obra, como lo serían también el mar y la muerte.
El hecho de ser madre soltera define en su vida una actitud de mujer que se enfrenta a sus decisiones radicalmente enfrentadas a su sociedad. Del nacimiento de su hijo Alejandro surgió un verso celebrado: "Yo soy como la loba, ando sola y me río... El hijo y después yo, y después... ¡lo que sea!". No obstante, su trabajo y su activa presencia en los círculos literarios de Buenos Aires la convirtieron pronto en la primera mujer reconocida entre los mayores escritores de su época. La poeta intervino en la creación de la Sociedad Argentina de Escritores, y su participación en el gremialismo literario fue intensa.
En 1920 gana el Primer Premio Municipal de Poesía y el Segundo Premio Nacional de Literatura con el libro titulado Languidez.
En 1935, Alfonsina Storni descubrió que tenía un tumor de mama y fue operada, pero el cáncer continuó, lo que sumió a la escritora en un periodo de aislamiento y depresión, sumados al intenso dolor que sufrió por los suicidios de sus amigos los escritores Horacio Quiroga y Leopoldo Lugones. No había vuelta atrás. Desde entonces llama al mar en sus poemas y habla del abrazo del mar y la casa de cristal que la espera allá en el fondo. Al final, ella se va al océano, y hoy, en la playa en la que desapareció hay una estatua, en honor a una de las voces femeninas más potentes del siglo XX, que mira al mar.
La inquietud del rosal (1916), El dulce daño (1918), Irremediablemente,(1919), Ocre (1925), Mundo de siete pozos (1934) y Mascarilla y trébol(1938), su último libro, son algunos de sus principales trabajos poéticos. También escribió teatro, poesía en prosa y un ensayo, Nosotras y la piel".
          
Reproduzco a continuación el poema al que se alude en el artículo, de forma completa

"Dientes de flores, cofia de rocío, 

manos de hierbas, tú, nodriza fina, 

tenme prestas las sábanas terrosas 

y el edredón de musgos escardados. 



Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame. 
Ponme una lámpara a la cabecera; 
una constelación; la que te guste; 
todas son buenas; bájala un poquito. 

Déjame sola: oyes romper los brotes... 
te acuna un pie celeste desde arriba 
y un pájaro te traza unos compases 

para que olvides... Gracias. Ah, un encargo: 
si él llama nuevamente por teléfono 
le dices que no insista, que he salido..."



Os dejo una canción compuesta y cantada por Mercedes Sosa, inspirada en la muerte de la poeta:


Y os dejo ahora una canción compuesta y cantada por el grupo de rock "Héroes del Silencio", que es una interpretación de la muerte de Alfonsina:





Por último, una imagen de Alfonsina: 




          Con todos estos datos y todo lo que queráis ampliar, debéis elaborar un texto expositivo-argumentativo donde presentéis en su totalidad a la poeta ALFONSINA STORNI. Vida, estilo literario, angustias, esperanzas, miedos y por supuesto, obra de esta gran mujer deben aparecer en vuestra exposición. 

COLINAS PLATEADAS

"SE CANTA LO QUE SE PIERDE"

Esta unidad queda dedicada al poeta Antonio Machado.

Nadie puede no saber quién fue Antonio Machado. Podrá gustar más o menos, pero todo ser humano debe leer su obra (una parte, al menos).
Os subo un vídeo de un programa que se visionó en televisión el día 7 de diciembre del año 2007. 

"Con motivo de la conmemoración en 2007 del centenario de la llegada de Antonio Machado a Soria, el programa UNED rastrea las huellas vitales y de autoría del poeta e intelectual sevillano: sus orígenes, su infancia, su tránsito por Castilla, sus amores, su poesía, su compromiso político y social..., son algunos de los puntos cardinales abordados con la particular intención de rendir homenaje a una de las figuras más relevantes de la literatura española del siglo XX.
Intervienen:
Alfonso Guerra, Presidente Comisión Constitucional; Ian Gibson, escritor; Luis Cabrejas, investigador."




Para que lo conozcáis un poco más, os dejo un poema en el que el poeta recuerda la tierra soriana por la que sueña pasear con su amada Leonor. 

"Allá, en las tierras altas, 
por donde traza el Duero 
su curva de ballesta 
en torno a Soria, entre plomizos cerros
 y manchas de raídos encinares, 
mi corazón está vagando, en sueños... 
¿No ves, Leonor, los álamos del río 
con sus ramajes yertos? 
Mira el Moncayo azul y blanco; dame 
tu mano y paseemos. 
Por estos campos de la tierra mía, 
bordados de olivares polvorientos,
 voy caminando solo, 
triste, cansado, pensativo y viejo." 

Y para que conozcáis aún más a este profesor, por el que muchos profesores sentimos admiración e incluso devoción, os pongo algunos extractos de una obra titulada Juan de Mairena (sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo):

FRAGMENTO 1

Preguntadlo todo, como hacen los niños. ¿Por qué esto? ¿Por qué lo otro? ¿Por qué lo de más allá? En España no se dialoga porque nadie pregunta, como no sea para responderse a sí mismo. Todos queremos estar de vuelta, sin haber ido a ninguna parte. Somos esencialmente paletos. Vosotros preguntad siempre, sin que os detenga ni siquiera el aparente absurdo de vuestras interrogaciones. Veréis que el absurdo es casi siempre una especialidad de las respuestas.

FRAGMENTO 2: 

Una cosa terrible, contra muchas ventajas, tiene el aumento de la cultura por especialización de la ciencia: que nadie sabe ya lo que se sabe, aunque sepamos todos que de todo hay quien sepa. La conciencia de esto nos obliga al silencio o nos convierte en pedantes, en hombres que hablan, sin saber lo que dicen, de lo que otros saben. Así, la suma de saberes, aunque no sea en totalidad poseída por nadie, aumenta en todos y en cada uno, abrumadoramente, el volumen de la conciencia de la propia ignorancia. Y váyase lo uno- como decía el otro- por lo otro. Os confieso, además, que no acierto a imaginar cuál sería la posición de un Sócrates moderno, ni en qué pudiera consistir su ironía, ni cómo podría aprovecharnos su mayéutica.

FRAGMENTO 3: 

Vosotros sabéis que yo no pretendo enseñaros nada, y que sólo me aplico a sacudir la inercia de vuestras almas, a arar el barbecho empedernido de vuestro pensamiento, a sembrar inquietudes, como se ha dicho muy razonablemente, y yo diría, mejor, a sembrar preocupaciones y prejuicios; quiero decir juicios y ocupaciones previos y antepuestos a toda ocupación zapatera y a todo juicio de pan llevar.

FRAGMENTO 4: 

Lo corriente en el hombre es la tendencia a creer verdadero cuanto le reporta alguna utilidad. Por eso hay tantos hombres capaces de comulgar con ruedas de molino. Os hago esta advertencia pensando en algunos de vosotros que habrán de consagrarse a la política. No olvidéis, sin embargo, que lo corriente en el hombre es lo que tiene de común con otras alimañas, pero lo específicamente humano es creer en la muerte. No penséis que vuestro deber de retóricos es engañar al hombre con sus propios deseos; porque el hombre ama la verdad hasta tal punto que acepta, anticipadamente, la más amarga de todas.

FRAGMENTO 5: 

Suele vivir el hombre crucificado sobre su propia vanidad, literalmente asado sobre las ascuas de su negra honrilla. Es condición humana este cruel suplicio – añadía Juan de Mairena- y no es justo que pierda totalmente nuestra simpatía quien lo padece. Pero también es condición del hombre el afán de mejorar esta condición, y aun la posibilidad de mejorarla, quiero decir, en este caso, de libertarse un poco de la cruz y las ascuas supradichas. Y nuestra mayor estimación irá hacia aquellos hombres que lo intentan, aunque no siempre lo consigan, a saber, hacia los hombres de espíritu filosófico que suelen pensar, más por amor a la verdad que por amor al hombrecillo que todos y cada uno de nosotros llevamos a cuestas.

FRAGMENTO 6:

"La política, señores -sigue hablando Mairena-, es una actividad importantísima… Yo no os aconsejaré nunca el apoliticismo, sino, en último término, el desdeño de la política mala que hacen trepadores y cucañistas, sin otro propósito que el de obtener ganancia y colocar parientes. Vosotros debéis hacer política, aunque otra cosa os digan los que pretenden hacerla sin vosotros, y, naturalmente, contra vosotros. Sólo me atrevo a aconsejaros que la hagáis a cara descubierta; en el peor caso con máscara política, sin disfraz de otra cosa; por ejemplo: de literatura, de filosofía, de religión. Porque de otro modo contribuiréis a degradar actividades tan excelentes, por lo menos, como la política, y a enturbiar la política de tal suerte que ya no podamos nunca entendernos.
    Y a quien os eche en cara vuestros pocos años bien podéis responderle que la política no ha de ser, necesariamente, cosa de viejos. Hay movimientos politicos que tienen su punto de arranque en una justificada rebelión de menores contra la inepcia de los sedicentes padres de la patria. Esta política, vista desde el barullo juvenil, puede parecer demasiado revolucionaria, siendo, en el fondo, perfectamente conservadora. Hasta las madres -¿hay algo más conservador que una madre?- pudieran aconsejarla con estas o parecidas palabras: “Toma el volante, niño, porque estoy viendo que tu papá nos va a estrellar a todos -de una vez- en la cuneta del camino”.
Y para terminar, os subo un youtube que, aunque os pueda sonar antiguo (porque en el fondo tal vez lo sea), es una maravilla de la literatura musicada. Se trata del cantautor Joan Manuel Serrat poniendo música a un  poema del poeta sevillano al que hemos dedicado esta Unidad: 

Lo que te propongo para esta unidad es lo siguiente:
entiendo que ahora ya sabes más que antes sobre Antonio Machado. Os propongo un trabajo grupal. Debéis elegir un poema y ponerle  música al igual que hizo Joan Manuel Serrat, pero música adaptada a vuestro/nuestro tiempo. Podríais elaborar un rap. Una vez que lo tengáis, se lo enviaremos al equipo de radio de Europa FM, al programa llamado "Levántate y Cárdenas" y "El Langui", rapero al que conocéis sobradamente, si seleccionara vuestra idea, lo rapearía algún día en antena y os mencionaría. 
Durante el curso 2014-2015, la profesora Elisabeth Martín lo hizo con un grupo de 1º de la ESO y el resultado lo podéis escuchar en el siguiente enlace: