martes, 5 de enero de 2016

LA ROSA DE LOS VIENTOS

Os dejo un enlace muy interesante a un blog que nos va a ayudar mucho en nuestro estudio de esta antología poética.

http://la-rosa-de-los-vientos-arturo.blogspot.com.es/

       Además, os dejo varios poemas para aquellos que no tengáis todavía el libro. El día 8 de enero, trabajaremos los dos primeros poemas siguiendo las actividades que nos propone el libro de texto en la página 254.
     
       Os dejo también imágenes de los poetas y algunos youtubes que pueden ser interesantes.

         El primer poema que trabajaremos es el poema "Rueda que irás muy lejos" de Miguel Hernández; os dejo a continuación otro enlace (ya sabéis, nosotros a lo nuestro ;)  )

Rueda que irás muy lejos. 
Ala que irás muy alto.
Torre del día, niño.
Alborear del pájaro. 
Niño: ala, rueda, torre. 
Pie. Pluma. Espuma. Rayo.
Ser como nunca ser.
Nunca serás en tanto.

Eres mañana. Ven
con todo de la mano.
Eres todo mi ser que vuelve
hacia su ser más claro.
El universo eres
que guía esperanzado.

Pasión del movimiento,
la tierra es tu caballo.
Cabálgala. Domínala.
Y brotará en su casco
su piel de vida y muerte,
de sombra y luz, piafando.

Asciende. Rueda. Vuela,
creador del alba y mayo.
Galopa. Ven. Y colma

el fondo de mis brazos.




         El segundo poema que trabajaremos será "Cabalgar sobre la mar", que estoy segura de que sabréis quién lo escribió sin que os lo diga; en la antología está en la página 20. Después del poema os dejo un enlace para que veais a Rafael Alberti y sobre todo para que lo oigáis recitar. La música es de Paco Ibáñez, alguien a quien, vosotros, mis poetas, tenéis que conocer. Espero que os guste. 

¡Quién cabalgara el caballo
de espuma azul de la mar!

De un salto,
¡quién cabalgara la mar!

¡Viento, arráncame la ropa!
¡Tírala, viento, a la mar!

De un salto,
quiero cabalgar la mar.

¡Amárrame a tus cabellos,
crin de los vientos del mar!

De un salto,
quiero ganarme la mar.


El tercer poema es "La canción del pirata", de José de Espronceda, es un texto el siglo XIX. Está en la página 28 de la antología. Y a continuación, os pongo dos youtubes. 

Con diez cañones por banda,
viento en popa a toda vela,
no corta el mar, sino vuela,
un velero bergantín;
bajel pirata que llaman
por su bravura el Temido
en todo el mar conocido
del uno al otro confín.
La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
Y allá a su frente Estambul:
-Navega, velero mío,
  sin temor
que ni enemigo navío,
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.
Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar.
Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra,
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío
a quien nadie impuso leyes.
Y no hay playa
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar.
A la voz de ¡barco viene!,
es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar:
que yo soy el rey del mar
y mi furia es de temer.
En las presas
yo divido
lo cogido
por igual:
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar.
¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río:
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena
colgaré de alguna antena
quizá en su propio navío.
Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di
cuando el yugo
del esclavo
como un bravo sacudí.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar.
Son mi música mejor
aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.
Y del trueno
al son violento,
y del viento,
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado
por el mar.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar.





        Otro de los poemas que quiero que tengáis es el siguiente, llamado "Cita triste de Charlot", de Rafael Alberti. Este poema no aparece en la antología, simplemente, surgió hablar de él en clase y me gusta que lo tengáis aquí. 

Mi corbata, mis guantes,
Mis guantes, mi corbata.
La mariposa ignora la muerte de los sastres
la derrota del mar por los escaparates.
Mi edad, señores, 900.000 años. ¡Oh!

Era yo un niño cuando los peces no nadaban,
cuando las ocas no decían misa
ni el caracol embestía al gato. 
Juguemos al ratón y al gato, señorita.

Lo más triste, caballero, un reloj:
las 11, las 12, la 1, las 2.

A las tres en punto morirá un transeúnte.
Tú, luna, no te asustes; 
tú, luna, de los taxis retrasados,
luna de hollín de los bomberos.

La ciudad está ardiendo por el cielo, 
un traje igual al mío se hastía por el campo. 
Mi edad, de pronto, 25 años.

Es que nieva, que nieva,
y mi cuerpo se vuelve choza de madera.
Yo te invito al descanso, viento. 
Muy tarde es ya para cenar estrellas.

Pero podemos bailar, árbol perdido
Un vals para los lobos,
para el sueño una gallina sin las uñas del zorro.

Se me ha extraviado el bastón.
Es muy triste pensarlo solo por el mundo.
¡Mi bastón!

Mi sombrero, mis puños,
mis guantes, mis zapatos.

El hueso que más duelo, amor mío, no es el reloj:
las 11, las 12, la 1, las 2.

Las 3 en punto.
En la farmacia se evapora un cadáver desnudo.




        El siguiente poema se titula "La aurora" y ya sabéis quién es el autor y por qué escribió este texto. Lo encontráis en la página 45 de la antología. Y os dejo el youtube que trabajamos en clase.


La aurora de Nova York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas
La aurora de Nova York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprueban con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.


Otro poeta que hemos trabajado mucho este curso y que ya conocéis es Blas de Otero. El siguiente poema lo escribió él y pertenece al libro Pido la paz y la palabra (bonita petición, ya sabéis), escrito en 1955; en la antología está en la página 80. Se titula "En la inmensa mayoría":
Podrá faltarme el aire,
el agua,
el pan,
sé que me faltarán.

El aire, que no es de nadie.
El agua, que es del sediento.
El pan... Sé que me faltarán.

La fe, jamás.

Cuanto menos aire, más.
Cuanto más sediento, más.

Ni más ni menos. Más.



El siguiente poema fue escrito por José Agustín Goytisolo. En la antología está en la página 84. El libro al que pertenece se titula Algo sucede

    Antes de escribir Algo sucede (en 1969), Goytisolo había entrado en una crisis creativa de la que consigue salir gracias al descubrimiento de la la validez de la poesía social como arma política.

      En este poema vemos un lenguaje sencillo y de vocabulario totalmente accesible. Nos indica el público al que quiere dirigirse, la sociedad, ya que nos encontramos ante poesía de la conciencia o poesía social, con pretensiones de despertar la conciencia del pueblo. Se produce una unión indivisible entre el poeta, el lector y los que sufren mediante la solidaridad en ese dolor.
Los versos adquieren una gran carga expresiva y hacen que nadie pueda quedar indiferente ante su significación. Parecen hacernos tomar conciencia de la necesidad de adoptar una actitud activa a favor de la libertad, de la justicia y de la solidaridad, cuestiones defendidas por  el autor durante toda su obra.

         En clase profundizaremos en los temas.

En este mismo instante
hay un hombre que sufre,
un hombre torturado
tan sólo por amar
la libertad. Ignoro
dónde vive, qué lengua
habla, de qué color
tiene la piel, cómo
se llama, pero
en este mismo instante,
cuando tus ojos leen
mi pequeño poema,
ese hombre existe, grita,
se puede oír su llanto
de animal acosado,
mientras muerde sus labios
para no denunciar
a los amigos. ¿Oyes?
Un hombre solo
grita maniatado, existe
en algún sitio. ¿He dicho solo?
¿No sientes, como yo,
el dolor de su cuerpo
repetido en el tuyo?
¿No te mana la sangre
bajo los golpes ciegos?
Nadie está solo. Ahora,
en este mismo instante,
también a ti y a mí
nos tienen maniatados.





martes, 8 de diciembre de 2015

LA IGNORADA (QUE NO OLVIDADA)

POESÍA FEMENINA ESPAÑOLA

y su injusta ausencia en los libros de texto


“Ca los varones hacer libros y aprender ciencias y usar de ellas, tienenlo así en uso de antiguo tiempo que parece ser habido por natural curso y por esto ninguno se maravilla. Y las hembras que no lo ha habido en uso, ni aprenden ciencias, ni tienen el entendimiento tan perfecto como los varones, es habido por maravilla.”
El Corbacho, del Arcipreste de Talavera, siglo XV.



       Las poetas con las que vamos a trabajar son, por una parte, las que elige Pepa Merlo para su antología Peces en la tierra.

CONCHA MÉNDEZ
ROSA CHACEL
CARMEN CONDE
JOSEFINA DE LA TORRE
ERNESTINA DE CHAMPOURCIN
MARGARITA NELKEN
LUCÍA SÁNCHEZ SAORNIL
CLEMENTINA ARDERIU
DOLORES CATARINEU
CASILDA DE ANTÓN DEL OLMET
CRISTINA DE ARTEAGA
PILAR DE VALDERRAMA
CONCHA ESPINA
SUSANA MARCH
ELISABETH MULDER
MARÍA TERESA ROCA DE TOGORES
MARINA ROMERO
MARÍA TERESA LEÓN
ZENOBIA CAMPRUBÍ
GLORIA DE LA PRADA
MARÍA LUISA MUÑOZ DE BUENDÍA
MARÍA CEGARRA
JOSEFINA ROMO ARREGUI
ESTHER LÓPEZ VALENCIA
JOSEFINA BOLINAGA
MARGARITA FERRERAS

       Y por otra parte, las que elige Angelina Gatell para su obra Mujer que soy. La voz femenina en la poesía social y testimonial de los años cincuenta.

ÁNGELA FIGUERA
CARMEN CONDE
CONCHA ZARDOYA
GLORIA FUERTES
MARÍA BENEYTO
JULIA UCEDA
ACACIA UCETA
AURORA DE ALBORNOZ
ANGELINA GATELL
MARÍA ELVIRA LACACI

CRISTINA LACASA

martes, 10 de noviembre de 2015

LA CHICA METÁFORA 
VISITA 
EL IES ANA MARÍA MATUTE

           La poeta Chica Metáfora acompañó ayer, 9 de noviembre de 2015, a los alumnos de 2ºC, en una entrañable jornada en la que disfrutamos del maravilloso ser humano y de la excelente poeta. Su calidad humana hizo vibrar a los alumnos. Les explicó toda "una vida" construida sobre metáforas  (como no podía ser de otra manera) que ellos, con sus trece y catorce años supieron desarticular. Dos cosas les llamaron la atención poderosamente: las pelusas de los gatos y la maleta de los peines. 




domingo, 4 de octubre de 2015

"... Acercarme a tu cuerpo fue crear un idioma"
Reparto: 
Luis García Montero: Adrián Gómez.
Muerte: Fran Benito.
Rafael Alberti: Andrea Carballo
Francisco de Quevedo: Ainara Ramírez.
Pablo Neruda: Paula Bariego.
Juan Ramón Jiménez: Eduardo Vázquez.
José Ángel Buesa: Nerea Muñoz.
Antonio Machado: Irene Bariego.
Garcilaso de la Vega: Jaime Piedrahita.
Fray Luis de León: César Rubio.
Las Musas: Lucía Parages, Evelyn Dobreanu, Andrada Candel, Andrea Orgaz y Erika Martínez. 
Representación del poema de José Miguel Giner: Ángela Sisón y Nerea Garrido.
Representación del poema de Rafa Mora: Paula Bariego, Andrada Candel, Nerea Muñoz y Erika Martínez.
Representación del poema de Marisa Peña: Irene Bariego, Bridgett Navarro, Andrea Carballo, Ainara Ramírez y Aida Morcuende.
Representación del poema de Ricardo Virtanen: Lucía Parages, Andrea Orgaz, Evelyn Dobreanu, y Alejandro Morato.
Representación del poema de José Antonio Pamies: César Rubio, Carlos Sánchez-Pacheco, Eduardo Váquez, Rocío
Representación del poema de Luis García Montero: Adrián Gómez, Jaime Piedrahita, Dani Ramírez, Sergio Gherghely, Pablo Sánchez y Alejandro Burgos.
Representación del poema de Chica Metáfora: todo el grupo.
Tramoyistas: Alejandro Burgos, Alejandro Morato, Alejandro Muñoz, Pablo Sánchez y todos los alumnos que sean necesarios en el devenir de la obra.


Los poemas que serán recitados son los siguientes: 

De Rafael Alberti: 
“Se equivocó la paloma,
se equivocaba.
Por ir al norte fue al sur,
creyó que el trigo era el agua.
Creyó que el mar era el cielo
que la noche la mañana.
Que las estrellas rocío,
que la calor la nevada.
Que tu falda era tu blusa,
que tu corazón su casa.
(Ella se durmió en la orilla,
tú en la cumbre de una rama.)”

De Francisco de Quevedo: 
“Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes ya desmoronados
de la carrera de la edad cansados
por quien caduca ya su valentía.

Salime al campo: vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados,
y del monte quejosos los ganados
que con sombras hurtó su luz al día.

Entré en mi casa: vi que amancillada
de anciana habitación era despojos,
mi báculo más corvo y menos fuerte.

Vencida de la edad sentí mi espada,
y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.”

 De Pablo Neruda: 
“Me gustas cuando callas porque estás como ausente, 
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. 
Parece que los ojos se te hubieran volado 
y parece que un beso te cerrara la boca. 
Como todas las cosas están llenas de mi alma 
emerges de las cosas, llena del alma mía. 
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, 
y te pareces a la palabra melancolía; 
Me gustas cuando callas y estás como distante. 
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. 
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: 
déjame que me calle con el silencio tuyo. 
Déjame que te hable también con tu silencio 
claro como una lámpara, simple como un anillo. 
Eres como la noche, callada y constelada. 
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo. 
Me gustas cuando callas porque estás como ausente. 
Distante y dolorosa como si hubieras muerto. 
Una palabra entonces, una sonrisa bastan. 
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.”


De Juan Ramón Jiménez: 
“…Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas la tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando, 
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado.
mi espíritu errará, nostálgico…

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando.”

De Antonio Machado: 
“Oh Soria, cuando miro los frescos naranjales 
cargados de perfume, y el campo enverdecido, 
abiertos los jazmines, maduros los trigales, 
azules las montañas y el olivar florido; 
Guadalquivir corriendo al mar entre vergeles; 
y al sol de abril los huertos colmados de azucenas, 
y los enjambres de oro, para libar sus mieles 
dispersos en los campos, huir de sus colmenas; 
yo sé la encina roja crujiendo en tus hogares, 
barriendo el cierzo helado tu campo empedernido; 
y en sierras agrias sueño ?¡Urbión, sobre pinares! 
¡Moncayo blanco, al cielo aragonés, erguido!? 

Y pienso: Primavera, como un escalofrío 
irá a cruzar el alto solar del romancero, 
ya verdearán de chopos las márgenes del río. 

¿Dará sus verdes hojas el olmo aquel del Duero? 

Tendrán los campanarios de Soria sus cigüeñas, 
y la roqueda parda más de un zarzal en flor; 
ya los rebaños blancos, por entre grises peñas, 
hacia los altos prados conducirá el pastor. 

¡Oh, en el azul, vosotras, viajeras golondrinas 
que vais al joven Duero, rebaños de merinos, 
con rumbo hacia las altas praderas numantinas, 
por las cañadas hondas y al sol de los caminos 
hayedos y pinares que cruza el ágil ciervo, 
montañas, serrijones, lomazos, parameras, 
en donde reina el águila, por donde busca el cuervo 
su infecto expoliario; menudas sementeras 
cual sayos cenicientos, casetas y majadas 
entre desnuda roca, arroyos y hontanares 
donde a la tarde beben las yuntas fatigadas, 
dispersos huertecillos, humildes abejares!... 

¡Adiós, tierra de Soria; adiós el alto llano 
cercado de colinas y crestas militares, 
alcores y roquedas del yermo castellano, 
fantasmas de robledos y sombras de encinares! 

En la desesperanza y en la melancolía 
de tu recuerdo, Soria, mi corazón se abreva. 

Tierra de alma, toda, hacia la tierra mía, 
por los floridos valles, mi corazón te lleva.

De Fray Luis de León:
“Folgaba el Rey Rodrigo 
con la hermosa Cava en la ribera
 
del Tajo, sin testigo;
 
el río sacó fuera
 
el pecho, y le habló desta manera:
«En mal punto te goces,
injusto forzador; que ya el sonido
oyo, ya y las voces,
las armas y el bramido
de Marte, de furor y ardor ceñido.
¡Ay! esa tu alegría
qué llantos acarrea, y esa hermosa,
que vio el sol en mal día,
a España ¡ay cuán llorosa!,
y al cetro de los Godos ¡cuán costosa!
Llamas, dolores, guerras,
muertes, asolamientos, fieros males
entre tus brazos cierras,
trabajos inmortales
a ti y a tus vasallos naturales;
a los que en Constantina
rompen el fértil suelo, a los que baña
el Ebro, a la vecina
Sansueña, a Lusitaña:
a toda la espaciosa y triste España.
Ya dende Cádiz llama
el injuriado Conde, a la venganza
atento y no a la fama,
la bárbara pujanza,
en quien para tu daño no hay tardanza.
Oye que al cielo toca
con temeroso son la trompa fiera,
que en África convoca
el moro a la bandera
que al aire desplegada va ligera.
La lanza ya blandea
el árabe crüel, y hiere el viento,
llamando a la pelea;
innumerable cuento
de escuadras juntas veo en un momento.
Cubre la gente el suelo,
debajo de las velas desparece
la mar; la voz al cielo
confusa y varia crece;
el polvo roba el día y le escurece.
¡Ay!, que ya presurosos
suben las largas naves. ¡Ay!, que tienden
los brazos vigorosos
a los remos, y encienden
las mares espumosas por do hienden.
El Éolo derecho
hinche la vela en popa, y larga entrada
por el Hercúleo Estrecho
con la punta acerada
el gran padre Neptuno da a la armada.
¡Ay, triste! ¿y aun te tiene
el mal dulce regazo? ¿Ni llamado
al mal que sobreviene,
no acorres? ¿Ocupado,
no ves ya el puerto a Hércules sagrado?
Acude, acorre, vuela,
traspasa la alta sierra, ocupa el llano;
no perdones la espuela,
no des paz a la mano,
menea fulminando el hierro insano.»
¡Ay, cuánto de fatiga,
ay, cuánto de sudor está presente
al que viste loriga,
al infante valiente,
a hombres y a caballos juntamente!
Y tú, Betis divino,
de sangre ajena y tuya amancillado,
darás al mar vecino
¡cuánto yelmo quebrado,
cuánto cuerpo de nobles destrozado!
El furibundo Marte
cinco luces las haces desordena,
igual a cada parte;
la sexta, ¡ay!, te condena,
¡oh, cara patria!, a bárbara cadena.”

De Garcilaso de la Vega:
“[…]
Cerca del Tajo en soledad amena
de verdes sauces hay una espesura,
toda de yedra revestida y llena,
que por el tronco va hasta la altura,
y así la teje arriba y encadena,
que el sol no halla paso a la verdura;
el agua baña el prado con sonido
alegrando la vista y el oído.

Con tanta mansedumbre el cristalino
Tajo en aquella parte caminaba,
que pudieran los ojos el camino
determinar apenas que llevaba.
Peinando sus cabellos de oro fino,
una ninfa del agua do moraba
la cabeza sacó, y el prado ameno
vido de flores y de sombra lleno.

Movióla el sitio umbroso, el manso viento,
el suave olor de aquel florido suelo.
Las aves en el fresco apartamiento
vio descansar del trabajoso vuelo.
Secaba entonces el terreno aliento
el sol subido en la mitad del cielo.
En el silencio sólo se escuchaba
un susurro de abejas que sonaba.
[…]”

De José Ángel Buesa: 
“Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y tú te irás borrando lentamente en mi sueño.

Un año y otro año caerán como hojas secas
de las ramas del árbol milenario del tiempo,

y tu sonrisa, llena de claridad de aurora,
se alejará en la sombra creciente del recuerdo.

           
Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y quizás, poco a poco, dejaré de hacer versos,

bajo el vulgar agobio de la rutina diaria,
de las desilusiones y los aburrimientos.

Tú, que nunca soñaste más que cosas posibles,
dejarás, poco a poco, de mirarte al espejo.

               
Acaso nos veremos un día, casualmente,
al cruzar una calle, y nos saludaremos.

Yo pensaré quizás: «Qué linda es, todavía».
Tú, quizás pensarás: «Se está poniendo viejo».

Tú irás sola, o con otro. Yo iré solo, o con otra.
O tú irás con un hijo que debiera ser nuestro.

               
Y seguirá muriendo la vida, año tras año,
igual que un río oscuro que corre hacia el silencio.

Un amigo, algún día, me dirá que te ha visto,
o una canción de entonces me traerá tu recuerdo.

Y en estas noches tristes de quietud y de estrellas,
pensaré en ti un instante, pero cada vez menos.

             
Y pasará la vida. Yo seguiré soñando,
pero ya no habrá un nombre de mujer en mi sueño.

Yo ya te habré olvidado definitivamente,
y sobre mis rodillas retozarán mis nietos.

Y quizás, para entonces, al cruzar una calle,
nos vimos frente a frente, ya sin reconocernos.

             
Y una tarde de sol me cubrirán de tierra,
las manos, para siempre, cruzadas sobre el pecho.

Tú, con los ojos tristes y los cabellos blancos,
te pasarás las horas bostezando y tejiendo.

Y cada primavera renacerán las rosas,
aunque ya tú estés vieja, y aunque yo me haya muerto.”